SEDIENTO


















Me dejé caer sobre tu cuerpo
perlado de rocío de piel,
sediento de beberte y así saciar
esta sed que el agua no quita.
El vaho de tu aliento
empañaba mis ojos, mi tacto
entorpeció, no sentí mi cuerpo
como uno,
eran dos, y en verdad eran miles,
en ese minuto eterno
de luces e ingravidez
de locura sin fronteras
de tú o yo.

Sediento bebiendo y aún con sed,
tormento del que delira en el desierto
viví la eternidad y una mitad más,
la frontera de la muerte
se llama
tu/yo/uno/a la vez.-

08/06/2017.-

Entradas populares de este blog

EL CULTO A LOS HIJOS DE ESTA GENERACIÓN

NUESTRO FUTURO SON NUESTROS HIJOS HOY

ESTUDIOS DEMUESTRAN LOS PELIGROS DEL USO DE LAS MASCARILLAS