ESTAR PENSANDO ES ESTAR FUERA
Estar pensando es estar fuera. Así que incluso si estás pensando en lo interno, el alma, el ser, no estás dentro. Todos estos pensamientos sobre el ser, sobre lo interno, lo interior, han venido de fuera; no son tuyos. Lo único que es tuyo es la simple consciencia, como el cielo, sin las nubes.
Así que ¿qué se puede
hacer? ¿Cómo conseguir esta simple conciencia dentro? Se usan algunas tácticas,
porque directamente no puedes hacer nada. Son necesarias algunas tácticas
mediante las cuales eres arrojado dentro, eres arrojado a ella. Este centro
siempre necesita un acercamiento indirecto; no puedes abordarlo directamente.
Comprende esto claramente, porque es muy básico. Estás tocando un instrumento,
y luego dices que era una experiencia muy dichosa, que «me sentía muy feliz, lo
disfruté: Ha quedado una sutil felicidad». Alguien te escucha. El, como todo el
mundo, también está buscando la felicidad. Dice: «Entonces debo tocar un
instrumento, porque si tocando se logra la felicidad, entonces debo lograrla.»
Él también toca, pero está ocupado directamente con la felicidad, con la dicha,
con el disfrute. La felicidad es un resultado adicional. Si estás totalmente en
ello mientras tocas, absorbido, resulta la felicidad, pero si estás
constantemente anhelando la felicidad, no sucede nada. Tocar es el comienzo.
Estáis escuchando música. Alguien dice: «Me siento muy dichoso.» Pero si estás
preocupado constantemente con la dicha, ni siquiera podrás escuchar. Esa
preocupación, esa codicia de dicha se convertirá en una barrera. La dicha es un
resultado adicional; no puedes agarrarla directamente. Es un fenómeno tan
delicado que sólo te puedes aproximar ir a él indirectamente. Haces otra cosa y
sucede. No puedes hacerla directamente. Todo lo que es bello, todo lo que es
eterno es tan delicado que si tratas de cogerlo directamente se destruye. Eso
es lo que se deriva de las técnicas y las tácticas. Estas técnicas te dicen que
hagas algo. Lo que estás haciendo no es significativo, lo significativo es lo
que resulta. Pero tu mente debe estar ocupada haciendo, ocupada con la técnica,
no con el resultado. El resultado sucede: está abocado a suceder. Pero siempre
sucede indirectamente, así que no te ocupes del resultado. Ocúpate de la técnica.
Hazla tan totalmente como puedas, y olvídate del resultado. El resultado
sucede, pero te puedes convertir en una barrera para él. Si sólo estás
preocupado por el resultado, nunca sucederá. Y entonces todo se vuelve muy
extraño. La gente viene a mí y me dice: «Dijiste que si meditamos sucederá
esto, pero estamos meditando y esto no sucede.» Y tienen razón, pero han
olvidado la condición: tienes que olvidarte del resultado; sólo entonces
sucede. Tienes que estar totalmente en el acto. Cuanto más estás en el acto,
antes sucede el resultado.