EL CULTO A LOS HIJOS DE ESTA GENERACIÓN
Los tiempos cambian, indudablemente. Así lo vemos en la naturaleza animal, en la geografía del planeta, los mares y en total, todo el planeta.
Dentro
de los cambios drásticos que las civilizaciones pueden sufrir o experimentar, están
las que originan las creencias de las diferentes religiones. Las guerras son
momentos de grandes cambios y consecuencias. Los cambios culturales, los
podemos resumir en aquellos que se dan para mejora de la relación entre humanos
con humanos. Porque si mencionamos la relación de los humanos con su planeta,
no tenemos más que destrucción, deterioro y derroche, con abuso de los recursos
que este planeta que nos hospeda nos puede brindar. Pero los cambios culturales,
y hoy más que para bien, lo ha ocasionado el aparecimiento del INTERNET como
consecuencia de los “progresos” de nuestra civilización.
Con el aparecimiento de INTERNET y sus
variadas funciones, las personas leen menos, saben menos, aun cuando sobre
abundan las fuentes de información. Esta herramienta es más usada como “entretenimiento”,
que como fuente de conocimiento. Pero todo avance, digamos, trae un precio. Y
este que está cobrando esta herramienta es muy elevado. Pues además de la robotización
de las personas, sea por un simple Smartphone o por la Inteligencia Artificial,
el humano ha retrocedido en sus valores y calidad de relación interpersonal. Y
no importaría si un joven hombre o mujer, dedican gran parte al uso buen o malo
de estas herramientas, si se diera cuenta que son, en sí mismos, puntos de fuga,
de aislamiento, de desinterés por la relación interpersonal con sus semejantes,
parientes o ajenos.
Los padres, aquellos que un día novios
deciden casarse y/o engendrar hijos, con o sin su voluntad, pierden de vista
que el tener hijos significa “crianza” y ejemplo, además de manutención y provisión
de los bienes para su crecimiento. ¿Crecimiento en qué? Puedo afirmar, que los
humanos no están preparados para la tarea de formar y ejemplificar en la formación
y bases del carácter y temple de otro humano, sea hombre o mujer, básicamente.